Capítulo 1 de la serie ’50 años, 50 partidos para recordar’ en homenaje al Vicente Calderón:
El Atlético-Albacete (2-0) de la última jornada de Liga de la temporada 1995/96 proclama al Atlético de Madrid campeón, que ya había obtenido la Copa del Rey frente al FC Barcelona (0-1), con un gol de Pantic de cabeza en la prórroga. El Atlético hacía doblete.

Madrid, sábado, 25 de mayo de 1996…

20:15. Temperatura agradable y cielo despejado. En la ribera del Manzanares, a su paso por el coliseo atlético, hordas rojiblancas deambulan con dificultad ante la magnitud del gentío, en intento desesperado por acceder al estadio Vicente Calderón a la hora fijada. La gente lleva una expresión indefinida en el rostro. Parecen contentos, pero también asustados. Algo muy grande —bueno o malo— les espera.

20:25. Las gradas del Calderón están muy pobladas, pero aún hay mucha gente fuera. Dichosos tornos. Los dos equipos han dejado ya de calentar y se han retirado a vestuarios. El vídeo-marcador está anunciando las alineaciones:

“Por el Atlético de Madrid: Molina; Geli, López, Santi, Toni; Vizcaíno, Caminero, Simeone, Pantic; Kiko y Penev”.

“Por el Albacete: Plotnikov; Manolo, Coco, Maqueda, Tomás, Sotero; Zalazar, Josico, Jesús; Bjelica  y Luna”.

El once de gala de todo el curso, el que todos los atléticos se saben de carrerilla (salvo Solozábal, sancionado, por López). Ricardo, Tomás, Pirri, Roberto y Biagini en el banco. La cabeza de los hinchas bulle de impaciencia e ilusión contenida. Atrás queda una temporada maravillosa, con el broche de la victoria en la final de la Copa del Rey en Zaragoza, con gol de Pantic en el 102’. La novena Copa. Si el Atlético (84 puntos) puntúa hoy, o pierde y no gana el Valencia de Luis Aragonés (82 puntos) en Vigo, obtendrá también la novena Liga, y pasará a ser el cuarto club español en conseguir un doblete. Una Liga para la Historia, la primera de 22 equipos y tres puntos por victoria.

20:28. Los dos equipos y Díaz Vega —que también dirigió la final de Copa— saltan al terreno de juego y el Calderón estalla. 70.000 gargantas se unen para animar al equipo que puede devolver la gloria al club, tras 19 años y 11 meses sin conquistar una Liga. Un campeonato que el Atlético de Madrid había comenzado arrollador, ganando las primeras cuatro jornadas, y colocándose como líder inamovible en la jornada 14. Con el peculiar Radomir Antic al mando y la llegada de jugadores como Penev, Santi, Molina o Pantic (un jugador al que solo conocía Antic y que se reveló como una estrella por su precisión a balón parado) armaron un equipo rápido, voraz, que atacaba en oleadas furibundas y terminaba venciendo por aplastamiento.

20:30. Comienza el partido.  Dos minutos sobran para ver que al Atlético no le puede la responsabilidad. Jaleado por el grito atronador de la grada, los de Antic salen desde el inicio en estampida con intención de arrollar al Albacete, superado por el escenario y la sangre en el colmillo que lleva cada jugador rival. Los colchoneros juegan como una manada de bisontes enrabietados, obsesionados por aplastar al contrario, con ataques en oleadas de siete, ocho hombres. El Albacete está estremecido y no da para achicar agua. Pantic ha sacado ya cuatro faltas ante un contrario embotellado.

En estas, Caminero se interna por la derecha, pero Sotero le hace falta. La bota, claro, el jugador serbio. Es el minuto 14. Fin de trayecto para el Albacete, el Valencia y La Liga. Pantic saca un centro envenenado al primer palo y Simeone, que viene desde atrás como un poseso, cabecea con maestría a la cepa del palo largo, sin que Plotnikov  pueda hacer otra cosa que mirar.

El estadio ruge más que nunca. El conjunto manchego está entregado. El Atlético insiste en atropellar a su rival, quiere otro gol, sentenciar el campeonato. Caminero, Vizcaíno y Simeone disponen de ocasiones claras. El Atlético sitia al Albacete. En un arrebato de dignidad, los de Iñaki Sáez consiguen merodear el área contraria y forzar un saque de esquina. Lo bota Zalazar, pero el balón llega manso a las manos de Molina. El valenciano mira a lontananza, ve a Kiko desmarcarse y golpea el balón con violencia y precisión, que llega botando al área enemiga. Tomás, defensa central, tiene un despeje claro, pero falla. Kiko baja la pelota con el muslo derecho y mata con la izquierda y tiro raso a un guardameta vendido. 2-0. Minuto 31. Se firma el acta de defunción de la competición. Jesús Gil entra en éxtasis en el palco. 

21:33. Comienza la segunda parte, que será propiedad también de los colchoneros, que se conforman con atacar guardando la ropa. Son 45 minutos para disfrutar, para el paroxismo de la grada, para recordar el trabajo de toda la temporada y sus momentos inolvidables: el baño al Barcelona en el Manzanares (3-0), la victoria en Liga en Mestalla (0-1), el asalto al Camp Nou (1-3) con el inolvidable regate de Caminero a Nadal, la exhibición en Mestalla en Copa (3-5), el título de Copa del 10 de abril, el gol de Kiko en el 85’ contra el Salamanca… Pero aún hay tiempo para el fútbol: Kiko se marca un jugadón tremendo, le hacen falta al borde del área, tira Pantic y Plotnikov despeja a córner con dificultad.

El saque de esquina lo bota Pantic y Kiko remata a quemarropa, pero el portero logra atajar sobre la misma línea. El marcador ya no se movería y de Balaídos llegaba la noticia del 1-1, pero todo daba ya igual. El entrenador serbio va dando entrada a Roberto (75’, por Kiko), Biagini (76’, por Penev) y Tomás Reñones (83’, por Geli). Histéricos en la banda, Antic, los suplentes y los no convocados como Solozábal, Correa, Fortune, De la Sagra o Juan Carlos, apenas se contienen para invadir el campo. 22:21. Díaz Vega pita el final. Todos saltan al terreno y se abrazan locos de júbilo. La grada entra en delirio. El Atlético había conseguido el primer doblete de su historia.